Así que estás buscando un sistema de email marketing (ESP) y alguien te habla de un nuevo y increíble recién llegado al mercado. O quizás de un viejo conocido del que sorprendentemente no habías oído hablar. ¿Primera parada? Su web! Simplemente escribes la URL en el navegador y te diriges directamente a su página web […]
Así que estás buscando un sistema de email marketing (ESP) y alguien te habla de un nuevo y increíble recién llegado al mercado. O quizás de un viejo conocido del que sorprendentemente no habías oído hablar. ¿Primera parada? Su web! Simplemente escribes la URL en el navegador y te diriges directamente a su página web donde…
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1. No hay listado de clientes, ni estudios de casos, ni mucho menos testimonios u opiniones
«¡Somos los mejores!», te asegura el ESP orgullosamente. Bien, ¿algún cliente que pueda corroborarlo? «¡Tenemos más de 15 años de experiencia!». Genial, ¿podría ver alguna referencia? «¡Cientos de empresas satisfechas con nuestros servicios!». ¿Y no podrías nombrar a un par al menos? ¿Ni siquiera una? Vamos, chicos, dadme algo a lo que atenerme.
¿Es esto determinante?
No necesariamente. Si el ESP es una startup, simplemente es natural que no tengan un listado de clientes. Incluso si lo tuviesen, no podemos esperar que incluya más que negocios locales, pero no deberías preocuparte demasiado. Solamente indica que están empezando. La clave aquí es cómo lo explican. Si lees algo así como «Estamos empezando, y nos encantaría que estuvieses con nosotros en esta aventura», probablemente esté bien.
Puede que con algunos tropiezos al principio mientras superan los inevitables obstáculos que surgirán, pero a cambio trabajarás con empresarios con ideas innovadoras y deseosos de demostrar lo que valen (lo que es algo fantástico). Por otra parte, algo que sin duda no sería bueno: un montón de palabrería sin aportar nada para justificarla.
Cuídate mucho de un servicio de email marketing parloteando del montón de años que llevan en el negocio y que no tienen absolutamente nada para demostrarlo. Sin referencias, sin clientes y una página de Linkedin con sólo una o dos personas (normalmente CEO, gurú, visionario o una combinación de las tres). Una señal inequívoca de que no están siendo sinceros. «Las cosas no tienen por qué ser así. Que un ESP no tenga referencias no significa necesariamente que vayan a fallarme», podrías replicar.
Y estarías en lo correcto. Simplemente significa que te están rogando que le des una oportunidad pero sin tener nada que los avale. ¿Lo harías?
2. Un montón de palabras maravillosas y sin sentido
Así que echas un vistazo al sitio web del ESP y tiene una pinta estupenda, un texto coherente y bien escrito, un uso excelente de las imágenes, un diseño ágil e intuitivo, todo lo necesario. Pero te fijas un poco más y todo lo que encuentras es «Automatización escalable», «Puntos de contacto digitales hiper-integrados», «Técnicas de Big Data Analytics»…
Hum, ¿pero qué me estáis contando? ¿Qué herramientas reales y probadas de email marketing te va a proporcionar esta empresa para ayudarte a triunfar? «Inteligencia empresarial superior», «Experiencias digitales innovadoras», «Framework de integración flexible»… Vaya, todo muy concreto.
¿Es esto determinante?
Depende de lo que esperes. Discursos como estos son los estándar de las grandes empresas corporativas para decir «Podemos ayudarte, pero no te diremos cómo». Con frecuencia, la única forma de descubrirlo es seguir investigando la hoja de producto del ESP para encontrar más información (buena suerte con ello) o llamar a su servicio de atención al cliente y darle la lata al vendedor hasta que obtengas una respuesta distinta de «No te preocupes, ya he programado una demostración gratuita para ti. ¡Te va a encantar!».
Algo casi imposible, por supuesto. Existe en realidad una buena razón para esta técnica «misteriosa». Los ESP corporativos consiguen la mayoría de sus beneficios de grandes clientes corporativos, lo que significa que necesitan hacer una criba cuidadosa de sus prospectos.
Toda la palabrería sobre marketing mezclada con palabras pomposas está ahí para, por un lado, espantar a posibles leads no cualificados y, por otro lado, incentivar a prospectos de gran valor para que realicen una llamada (en la que otro proceso de criba tendrá lugar). Aunque todo el texto pueda sonar como un galimatías, mientras consigan que veas la demostración, estarán satisfechos pues habrán hecho su trabajo. Y ahí es donde verás por qué…
3. No hay tarifas por ninguna parte
Regla general: si la web de una empresa de email marketing no contiene el tarifario o un enlace para el susodicho en su página principal o cómo ítem en el menú, sus servicios te costarán un ojo de la cara.
¿Es esto determinante?
¿Te sobra un ojo? Si es así, adelante. Te harán un perfil y luego una oferta. Un representante de ventas se pondrá en contacto contigo un par de días después para explicarte todas las ventajas y servicios geniales que van incluidos en el precio. Tendrá un precio desorbitado y probablemente requerirá una revisión de todo tu sitio y de la infraestructura de tus servidores, pero normalmente obtienes lo que pagas, tanto en lo relativo a los servicios como al rendimiento.
Es similar a ir a probar un Rolls-Royce. Raramente verás el precio en el concesionario. Simplemente entrarás y al instante tendrás a una vendedor a tu lado, elevando tu interés por las nubes y animándote a que pruebes a conducirlo si tu perfil encaja con el de su público. ¿Será su as en la manga el ofrecerte un buen precio? Difícilmente, pero es un Rolls-Royce de lo que estamos hablando. No estás pagando por un coche, estás pagando por el privilegio 🙂
Por otro lado, puede que sí aparezcan los precios, y además sean unos precios bajísimos, especialmente si…
4. Los servicios básicos son sólo prestados como extras
¿Qué pasa con vosotros chicos? ¿Me estáis diciendo que tengo que gastar más dinero aparte de mi cuota mensual si quiero el tracking de aperturas y clics? ¿Y pagar más todavía por un número limitado de autoresponders? ¿Los cuales además no me ofrecen la posibilidad de segmentar? A menos que pague otra cuota, claro… Sólo me sale una palabra para esto: ¡Vergonzoso!
¿Es esto determinante?
A menos que simplemente estés coqueteando con el email marketing para ver de qué va, sí. La pequeña cantidad de funcionalidades que te permitirán usar te pueden servir durante un tiempo, pero lo que falta es tan crucial que tendrás que actualizar más pronto que tarde, y a un precio más alto que el de los ESP que incluyen todas esas funcionalidades por defecto.
Un consejo más: si uno de los servicios que ofrecen es formación, hay altas probabilidades que la interfaz de este sistema sea tan abrumadora que necesites el cerebro de un verdadero genio sólo para empezar a comprenderla. Pero incluso esto es preferible a…
5. Ningún teléfono, ninguna dirección
“¡Vaya, este lo tiene todo! Funcionalidades, precio, cuenta de prueba gratuita, cubre todas mis expectativas». ¡Genial! Ya estás firmando el cheque para pagarles mientras compruebas donde está esta fantástica empresa. Ups. No hay correo de contacto. No pone la ciudad, ni código postal, ni país. Bien, les llamaremos y listo. Ni teléfono, ni móvil, sólo un formulario de contacto por email.
¿Es esto determinante?
Sí, en prácticamente todos los casos. ¿Realmente vas a confiar en una empresa de la que parece no haber indicios en el mundo real? ¿A quién vas a llamar si algo se tuerce? No hay nada físico y los Cazafantasmas ya no existen. Al menos una dirección significa que, si lo demás falla, puedes llamar a su puerta y hablar con alguien o conseguir que alguien allí arregle las cosas por ti.
La falta de una base física forma parte además del modus operandi de compañías que trabajan al borde de la legalidad, pues así es más difícil que la justicia pueda perseguirlos. Blog y perfiles en redes sociales (si los tienen) que no han sido actualizados en meses deberían hacer sonar tu alarma también. ¿Cómo estar seguro? Búscalos en Google.
Si consigues pocos resultados o si los primeros resultados incluyen quejas de usuarios, ¡mantente alejado!!